Postura sobre el proceso para la designación del candidato del PT a la alcaldía de Mérida
El pasado domingo 4 de febrero de 2024 se inscribió la planilla que representará al Partido del Trabajo, a morena y al Partido Verde en las elecciones del próximo junio para la alcaldía de Mérida.
Para mí, no hay honor más grande que el hacerse responsable de la administración de la ciudad donde uno nace, porque cada calle, cada parque, cada espacio, por lo general tiene recuerdos que en suma, retratan toda nuestra vida.
La responsabilidad de hacer mejor nuestra casa, para quienes habitamos en ella, es decir quienes vivimos en Mérida, viene de la mano con la necesidad de una amplia preparación en todos los aspectos que se requieren para hacer de nuestra capital, un lugar mejor.
No basta con tener el deseo, se necesita la preparación, la capacitación y la experiencia suficientes para tomar el reto desde el primer momento y trabajar de manera incansable durante el tiempo que dure el encargo, y hacerlo bien, sin errores, sin fallos y sin “curvas de aprendizaje”; la ciudad no está para improvisados que crean que con “echarle ganas” es suficiente.
Agradezco al Partido del Trabajo por incluirme en este proceso donde, junto con los otros dos partidos que forman la coalición de izquierda, en teoría se pretendió encontrar a los mejores cuadros de las tres fuerzas políticas, para que se presentara un frente unido que fuera competitivo y poder ofrecer a los meridanos una opción diferente, pero capaz y con la disposición adecuada para resolver los problemas que enfrenta nuestra ciudad capital.
Desafortunadamente este proceso no resultó lo que se esperaba, y penosamente las evidencias nos demuestran que fue una simulación donde lo que menos importancia tuvo fue el interés de los meridanos, al negarles que tuvieran la posibilidad de elegir entre lo que ya conocen, y una propuesta diferente que entendiera a cabalidad las necesidades de la ciudad y que supiera cómo resolver los problemas que enfrentamos todos los días.
Quiero dejar en claro que respeto la trayectoria de Rommel Pacheco Marrufo como deportista, ya que ha dejado muy en alto el deporte nacional, pero él mejor que nadie, en un análisis de conciencia profundo y honesto, tendría forzosamente que llegar a la conclusión de que aún le falta mucho para poder ofrecer una propuesta integral, en cuanto a la administración pública que se requiere para gobernar una ciudad tan compleja y en crecimiento como lo es nuestra Mérida.
Sin embargo, la culpa no la tiene la persona que aspira, sino el partido que lo hace candidato, y aquí quiero especificar que respeto los procesos internos de morena y del verde, y no pretendo opinar sobre ellos, pero me refiero directamente al papel del Partido del Trabajo por sumarse a este proceso simulado, haciendo a un lado sus principios y valores, pero particularmente por dejar de lado a su militancia, pequeña pero combativa, y sumarse a este proyecto que nace muerto y sin ninguna oportunidad de presentar un frente competitivo, que pueda ofrecer una verdadera opción al votante meridano, por cierto el más participativo y con más cultura política en México.
Nunca hubo mayor oportunidad para un relevo democrático en nuestra ciudad, y lo hemos desperdiciado por acuerdos y amarres que benefician a los pocos y desprecian a los muchos.
Reitero mi agradecimiento con el PT y su militancia que me recibió en 2019, sin embargo, creo que en esta ocasión las decisiones han sido las equivocadas y no quedamos a la altura de lo que la ciudadanía requiere de nosotros, no hemos sido capaces de presentar una verdadera opción, y es evidente que ante nuestras propias limitaciones, Cecilia Patrón será la próxima alcaldesa de Mérida.
Respeto profundamente a los más de 300 ciudadanos que me abrieron las puertas de sus hogares, donde junto a sus familias y vecinos, participaron en la conformación de la estructura seccional del municipio, y les llevamos el mensaje del Partido del Trabajo, pero ahora no puedo pedirles que acompañen un proyecto en el que no creo.
La unidad tiene que trabajarse, no basta con decretarla.
Tengo 28 años de servicio público y desde la trinchera que sea, estaré al servicio de mi ciudad,
7 de febrero de 2024
Dr. Santiago Alberto Alamilla Bazán