En la política, al menos en Yucatán, las órdenes que da un funcionario superior a sus subalternos, sobre todo si provienen del gobernador del Estado o de un presidente municipal se cumplen al pie de la letra, aunque se cometan errores y metidas de pata.
Cuando vino a Yucatán en campaña para la presidencia de la República, Luis Echeverría Álvarez, lo acompañaba entre un nutrido grupo de sus colaboradores, un joven diputado federal por San Luis Potosí, si mal no recuerdo, de nombre Fausto Zapata Loredo, quien puede decirse, era su brazo derecho o uno de sus más cercanos asesores.
El candidato Echeverría Álvarez presidiría entre otros eventos, un importante acto en el Teatro Mérida, (que así debería seguirse llamando en honor de nuestra Ciudad Capital), este teatro estaba custodiado tanto afuera como en las escalinatas que conducían al interior del mismo, por elementos de la entonces Policía Municipal de Mérida, el mando recaía en un capitán que era del escuadrón motorizado, cuando Fausto Zapata trató de ingresar al Teatro Mérida para inspeccionar los protocolos y todos los detalles del evento que ahí habría de realizarse, le impidió el acceso el citado elemento policiaco, visiblemente indignado le dijo "soy el diputado federal Fausto Zapata y vengo acompañando al candidato a la presidencia", el policía de Mérida le respondió "qué diputado vas a ser muchachito, salte de aquí", el cercano colaborador de Luis Echeverría estaba acompañado de elementos del Estado Mayor Presidencial todos fuertemente armados, quienes estuvieron a punto de agredir a los policías que custodiaban las escalinatas y puertas interiores (las cortinas de acceso) al Teatro Mérida, afortunadamente todo se aclaró y Fausto Zapata entró sin problemas al teatro.
La orden que había recibido el motociclista patrullero de la entonces Policía Municipal de Mérida de sus superiores fue: "No dejes pasar a nadie" y la cumplió al pie de la letra, pero sin criterio alguno, lo que estuvo a punto de armarse un lío entre policías y elementos del Estado Mayor Presidencial. Iba a ser noticia de primera plana en todos los periódicos nacionales y locales.
En una visita que hizo Carlos Salinas de Gortari ya como presidente de la República, encabezaría un importante evento en el edificio del ex Congreso del Estado enclavado en ese entonces en las calles 59 por 58, en pleno Centro Histórico.
Los integrantes del Estado Mayor Presidencial recibieron la orden tajante de un coronel de que no se permitiera la presencia de ninguna persona armada en dos cuadras a la redonda, de ningún civil, y los del Estado Mayor Presidencial se percataron que a la altura de la
calle 58 por 57 más o menos, se encontraban dos camionetas blancas de estaquillas donde habían civiles armados. Eran elementos de la policía estatal que habían recibido ordenes del entonces jefe de la Secretaría de Protección y Vialidad (SPV) de que colaboraran en la vigilancia al evento al que asistiría el presidentede la República.
Los del Estado Mayor Presidencial acudieron de inmediato al sitio que les habían informado y despojaron de sus armas a los policías estatales y se los llevaron posiblemente a las instalaciones de su corporación o a las de la Policía Federal de Caminos.
Cuando tomó posesión como gobernador de Yucatán, Luis Torres Mesías, una noche fuer a visitar las instalaciones del extinto Diario del Sureste, desaparecido por el gobernador panista de Yucatán Patricio "Pato" Patrón Laviada, para servir poderosos intereses que habían contribuído a que ganara las elecciones, pero le impidieron el acceso, había una pequeña reja para poder entrar a lo que era redacción, dirección, talleres y demás, por lo que el portero, un señor de la tercera edad de baja estatura que posiblemente se sentía marinero ya que usaba como parte de su vestimenta una gorrita con un ancla y un arete en uno de sus oídos. El director del Diario del Sureste en esa época le había dado la orden al portero de que ningún desconocido entrara, pues la cumplió, ahí dejó en la puerta al gobernador Torres Mesías, al secretario general de gobierno, al tesorero y a otros funcionarios ya que el portero no los conocía, es decir eran desconocidos.
Se comunicó el portero a la dirección del Diario diciéndole al que tomó la llamada: "Aquí hay un fulano que dice ser el gobernador". De inmediato bajó el director y le pidió mil disculpas al gobernador y a los demás funcionarios.
Las órdenes hay que cumplirlas, muy bien, pero si no se usa el cerebro, el criterio y el sentido común, pasan cosas como éstas, como aquél caso del policía de la SSP que disparó una bomba de gas lagrimógeno a un numeroso grupo de personas, entre ellas mujeres embarazadas, niños y personas de la tercera edad, que protestaban cerca del lugar donde el actual gobernador panista Mauricio Vila Dosal rendiría su primer "informe" de gobierno. Dicen que nadie le ordenó gasear a los manifestantes, nadie sabe nadie supo.
DAVID BARRERA CANTO.- Septiembre 17 de 2020.
IMAGEN DE PORTADA: manifestantes en el primer informe de Mauricio Vila corren después de ser reprimidos con gases lacrimógenos por la SSP.
